jueves, 9 de abril de 2009

Sólo (¿?) palabras.


Qué hijos de puta, pensó. 

Que adorables hijos de puta. 
No me hagáis feliz. Por favor, no me engañéis y me dejéis creer que algo bueno puede salir de todo esto. ¿No veis los moratones? ¿No veis esta raspadura? ¿No veis la herida que tengo dentro? ¿No veis como se extiende y me corroe ante vuestros ojos? No quiero volver a tener esperanzas. No quiero pensar que Max esté vivo y a salvo. O Alex. 
Por que el mundo no se lo merece. 
Arrancó una página del libro y la partió en dos. 
Luego un capítulo.
Pronto no quedaron más que trocitos de palabras esparcidos entre sus piernas a su alrededor. Las palabras. ¿Por qué tenían que existir? Sin ellas nada hubiera pasado. Sin palabras, el Führer no era nada. No habría prisioneros renqueantes, ni nadie necesitaría consuelo o trucos palabreros para hacernos sentir mejor. 
¿Qué tenían de bueno las palabras? 
Esta vez lo dijo en alto a la luz anaranjada que inundaba la habitación. 
-¡¿Qué tienen de bueno las palabras?!





Markus Zusak. 'La ladrona de libros'

1 comentario:

Anónimo dijo...

;)