Por mucho que odie estar subida constantemente en una noria, he de reconocer que me he enamorado de sus subidas y bajadas...
Me llena de mil recuerdos e ilusiones cada subida y me alimenta de pánico y fervor cada bajada. Recuerdo cuanto odiaba subirme a una de esas norias revestidas por luces intensas y asientos incómodos, pero lo que más detestaba eran esas bajadas que hacían sentirme débil, como un trapecista cruzando un fino cordón de nailon, con el miedo de caer y de que no esté colocada la red...
Sin embargo a día de hoy ya no me asusta esa noria porque sé que yo soy más fuerte que ella, me fascinan sus subidas y bajadas, porque cada subida me da la vida, y cada bajada me hace valorarla mucho más..
Porque, mientras yo esté subida en la noria, se que tú estás ahí...
No hay comentarios:
Publicar un comentario